Mi trabajo. Objetivos.

Los servicios ofertados se desarrollan desde a pie de excavación hasta el laboratorio. Desde el primer momento en que se descubre un resto humano, se hace tanto un registro antropológico como de todos los elementos y factores asociados a la tumba, que permitan recuperar la máxima información posible respecto el ritual funerario. Esta información es fundamental e imprescindible para poder completar los resultados obtenidos en el laboratorio, independientemente de si se trata de ritos de cremación o de inhumación. Para conseguir estos objetivos se aplican técnicas arqueológicas, antropológicas y forénsicas sobre los restos humanos, antes y después de ser exhumados; la antropologia sobre terreno cuenta con fichas propias para recopilar todos los datos, adaptadas al tipo de yacimiento, además de las observaciones personales y del registro fotográfico del técnico especialista.


La segunda parte del estudio se desarrolla en el laboratorio, donde se individualizan los restos humanos y si el tamaño de la muestra lo permite, se caracterizan poblaciones. En este sentido, el estudio antropológico se divide en cuatro tipos de análisis, dependiendo del estado de conservación y el grado de preservación de comprendan los restos humanos:

  • datos básicos (grupo de edad y de sexo) y paleodemografia;

  • antropometria ósea (cranial y postcranial) y dental (odontometria), así como caracteres no métricos, útiles para reconstruir las características físicas de individuos o poblaciones;

  • paleopatologia, es decir, todas aquellas lesiones y anomalías diagnosticadas tanto en los restos óseos como en los dentales;

  • y tafonomia, donde se estudia el contexto funerario, el rito aplicado y sus asociaciones con el individuo o individuos allí enterrados.  

Los resultados obtenidos a partir de estos análisis se presentan en un informe preliminar y/o memoria antropológica, en soporte de papel e informático.


Dibujante: Thais Fadrique.